Un día más, y La Oroya amanece totalmente paralizada por aproximadamente unos 3 mil trabajadores del complejo metalúrgico, exigiendo la intervención del gobierno frente a la “inevitable suspensión temporal de labores”. ¿Y de qué se está ocupando el gobierno ahora?
El gobierno está ocupado en sanear lo que hace unos días acababa de fregar, el caso Bagua, ese penoso incidente que miles de peruanos lamentamos y que además hemos quedado indignados ante la actuación de nuestros gobernantes, más que por su actuación, por su peloteo de responsabilidades. Al parecer juegan a ser niños, yo no fui, fue teté.
De todas maneras, esta gente de Doe Run en La Oroya, el principal complejo metalúrgico del país, necesita ser escuchada, pues ha dejado de funcionar en más del 90% colapsando la actividad productiva regional, además se debe recordar que la inestabilidad viene desde hace vario meses y no es la primera vez que los trabajadores anuncian suspensiones de trabajo.
Instituciones públicas y privadas han cerrado sus puertas en el primer día de la última huelga, y los manifestantes bloquearon la Carretera Central - punto obligado de pasajeros que se trasladan a Tarma, Huancayo y otras ciudades del centro del país - ¿Dónde está la presencia policial? Al menos que no suceda lo que acaba de pasar, que los efectivos no sean menores de 20 años, muchachos con poca experiencia.
Si bien, es un tema inesperado para el ejecutivo – siendo un poco condescendientes - y un tanto complicada la intervención en DRP – por los posteriores reclamos de entidades internacionales - hay que accionar, conformar una comisión de alto nivel para esta vez mantener un dialogo razonable y buscar la efectiva solución ante este problema, como lo hacen otros estados, otros países preocupados por su economía y por su “imagen”.
No debe ser fácil, pero qué cosas buenas se logran fácilmente. Se necesita de una solución que denote autoridad, se necesita el principal complejo metalúrgico del país y evitar que dirigentes de sindicatos sean manipulados por personas extremistas que poco le importa nuestra situación y están más comprometidos con sus intereses personales.
El gobierno está ocupado en sanear lo que hace unos días acababa de fregar, el caso Bagua, ese penoso incidente que miles de peruanos lamentamos y que además hemos quedado indignados ante la actuación de nuestros gobernantes, más que por su actuación, por su peloteo de responsabilidades. Al parecer juegan a ser niños, yo no fui, fue teté.
De todas maneras, esta gente de Doe Run en La Oroya, el principal complejo metalúrgico del país, necesita ser escuchada, pues ha dejado de funcionar en más del 90% colapsando la actividad productiva regional, además se debe recordar que la inestabilidad viene desde hace vario meses y no es la primera vez que los trabajadores anuncian suspensiones de trabajo.
Instituciones públicas y privadas han cerrado sus puertas en el primer día de la última huelga, y los manifestantes bloquearon la Carretera Central - punto obligado de pasajeros que se trasladan a Tarma, Huancayo y otras ciudades del centro del país - ¿Dónde está la presencia policial? Al menos que no suceda lo que acaba de pasar, que los efectivos no sean menores de 20 años, muchachos con poca experiencia.
Si bien, es un tema inesperado para el ejecutivo – siendo un poco condescendientes - y un tanto complicada la intervención en DRP – por los posteriores reclamos de entidades internacionales - hay que accionar, conformar una comisión de alto nivel para esta vez mantener un dialogo razonable y buscar la efectiva solución ante este problema, como lo hacen otros estados, otros países preocupados por su economía y por su “imagen”.
No debe ser fácil, pero qué cosas buenas se logran fácilmente. Se necesita de una solución que denote autoridad, se necesita el principal complejo metalúrgico del país y evitar que dirigentes de sindicatos sean manipulados por personas extremistas que poco le importa nuestra situación y están más comprometidos con sus intereses personales.
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